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Aýna, te llevo en el corazón por, Ana García

Ana GarcíaAna García Moreno, de 20 años, es hija, sobrina y nieta de ayniegos. Estudia Periodismo e Historia en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, y colabora en diversas actividades relacionadas con el ámbito sociocultural. Como monitora de Ocio y Tiempo Libre. Nació en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, pero desde pequeña se ha considerado ayniega, y siempre que el tiempo se lo permite vuelve a Aýna, su segundo hogar.

 

Aýna en la memoriaVista panoramica de Ayna y el Río Mundo

Respirar el aire puro de la sierra, admirar cómo pasa el tiempo entre sus estrechas callejuelas, comprobar el vivir despacio y tranquilo de sus gentes, absorber su vida y oler su aroma. Parar el reloj y abrazar cada momento pasado allí como si fuese único e irrepetible.

AYNIEGOS

Infinidad de veces buscamos encontrarnos a nosotros mismos, saber a dónde vamos y de dónde venimos, y es en estos momentos cuando nos gusta sentir que formamos parte de algo. Los ayniegos presumimos de tener un lugar donde perdernos, experimentar y recordar.

Llevamos en la sangre ese sentimiento que aflora cada vez nos asomamos por el Gargantón y vemos a lo lejos las casas sostenidas de forma imposible sobre la roca, la carretera abriéndose camino por un paraje natural impenetrable y el rugir del río Mundo arañando y escarbando la tierra bajo su paso. Barrancos infinitos que se mezclan con el cielo azul, limpio y estrellado, senderos imposibles que nos sumergen hasta las raíces más antiguas de este lugar, y gentes orgullosas de su tierra.

Cualquier momento es bueno para volver al pueblo, pero sin duda el verano… el verano, es especial. Es cierto eso de que cada edad tiene su momento. Cuando siendo niño, llegas de la ciudad a pasar el verano, tienes tantas cosas por descubrir que parece que el tiempo juega en tu contra, y es entonces cuando bajar al río se convierte en una aventura, las noches estrelladas pasan a formar parte del día a día.

Tiempo libre

Las tardes de escondite en la Toba pueden hacerse eternas. Y así, poco a poco, vas viviendo en esta tierra experiencias nuevas, siempre rodeado de amigos y familia, que terminan de prender la chispa de este lugar.

El tiempo pasa pero las sensaciones no cambian, y volver al pueblo cada verano sigue teniendo su magia. Todos pasamos por lo mismo. Aýna es una tierra que generación tras generación continúa manteniendo su esencia. Es un pueblo con historia, pero también es un lugar lleno de vidas anónimas y memorias personales pasadas que espera paciente a todo aquel que quiera conocerla, Aýna te llevo en el corazón.

 

 

 

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